lunes, 30 de noviembre de 2009

INFORMACION DEL ESTADO.

CHOCA, SE VUELCA Y PIERDE LA VIDA.

Después de chocar su automóvil aparatosamente contra una palmera y volcar sobre el bulevar Ramos Arizpe, un hombre de 32 años perdió la vida a pesar de que socorristas de Bomberos lo rescataron del destrozado vehículo.
Fue alrededor de las 07:00 horas de ayer cuando Juan Pablo Hernández Padilla, de 32 años, conducía a exceso de velocidad por el citado bulevar en su automóvil Tsuru de color rojo.
Según versiones de los testigos, Juan Pablo circulaba procedente de Saltillo rumbo a Ramos Arizpe y fue poco después de pasar la empresa DeAcero cuando perdió el control del vehículo.
Las autoridades no determinaron si fue una distracción al volante o una dormitada la causa por la que el auto se fue hacia su izquierda, subió al camellón y se impactó contra una palmera, la cual no frenó la carrera del Sedan, más bien sirvió de rampa y generó que el auto volcara.
La unidad cayó sobre la cinta asfáltica con las llantas hacia arriba, por lo que la cabina fue aplastada por el peso del vehículo, quedando en el interior la humanidad de Juan Pablo.
Una mujer que circulaba por el lugar observó el accidente y se detuvo, bajó de su auto y corrió para ayudar al lesionado.
De inmediato se generó una movilización de policías y cuerpos de rescate, los Bomberos de Ramos Arizpe se encargaron del servicio.
Al llegar al sitio los paramédicos se dieron cuenta que el cuerpo de Juan Pablo estaba prensado, por lo que fue necesaria la ayuda de herramienta especial para sacar al hombre que agonizaba en el interior.
En breves minutos fue rescatado del auto y trasladado de urgencia al Hospital Universitario en Saltillo, donde al llegar su estado de salud era reportado como grave; minutos más tarde se reportó su fallecimiento.

‘No te duermas, ya vienen…’ Marcela Guajardo
“No te duermas, ya vienen por ti, no te duermas”, fueron las últimas palabras que Juan Pablo Hernández Padilla escuchó de una desconocida segundos después de sufrir el accidente que acabó con su vida.
La mujer, quien presenció el accidente, descendió de su vehículo para sostenerle por unos minutos su mano y darle aliento mientras la ayuda llegaba.
Cuando la mujer de aproximadamente 45 años detuvo su marcha y bajó corriendo para auxiliarlo, el panorama era desolador, partes del vehículo adornaban el asfalto, el brazo de Juan Pablo salía del automóvil, estaba atrapado.
Minutos después llegaron elementos del Cuerpo de Bomberos con las llamadas quijadas de la vida, que les permitieron sacarlo de entre los fierros retorcidos.
Más ciudadanos se sumaron al apoyo, mientras uno detenía el suero, otro cortaba pequeños pedazos de cinta adhesiva. Ellos quizá no lo supieron, pero fueron el último contacto que Juan Pablo tuvo antes de perder la conciencia y luego la vida.

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